martes, 5 de marzo de 2013

Siempre hay esperanza





Miro la hoja en blanco, observo el papel durante un rato y comienzo a escribir. Escribo frases y más frases.
Frases que al final son borradas, porque ninguna de ellas me lleva a ti. Hasta esa cama donde estas tumbado, hasta esas cuatro paredes del hospital en el que estoy cada día observando, esperando, rezando, porque vuelvas a abrir los ojos, porque vuelvas a decirme algo. Porque me vuelvas a pedir un vasito de agua y yo te diga que te levantes tu a por el porque las piernas aun no te fallan.

Miro la hoja de papel y pienso que si algo pudiera hacerse real por una vez de lo que escribo, querría que  fuera que hoy te curaras, y salieras de todo esto vivo.
Escribo con la necesidad de poder decir bien alto que aquí aun sigo. Que estoy contigo, que no te dejo, que no me marcho.

Aguanto las lágrimas cuando te veo, lágrimas que no pueden salir, lagrimas que no te curaran, o que no te harán más feliz.
Aguanto a los pies de tu cama y te hablo. Te cuento todo lo que esta pasando a tu alrededor, te cuento una vida que se que quieres y aun no has perdido, te cuento millones de cosas que posiblemente antes nunca te hubiera dicho, y rezo. De alguna manera se que rezo porque ya no creo en dios, pero rezo, rezo a los médicos, rezo a las enfermeras, rezo al día a día para que no sea el ultimo, para que no nos digas adiós.

Y busco fuerzas, busco en lo mas profundo de mi alma algo a lo que agarrarme, algo que me diga que todo ira bien.
Busco una luz, una esperanza, un sentido a todo esto.
Pero al final me enfado, cuando acaba el día y llega la noche, me enfado, me enfado porque nada a sucedido aun, porque sigues ahí un día mas y todo sigue exactamente igual que los días pasados.
Y ya me he cansado de que no haya esperanza por ninguna parte, de que no nos hagan ver que hay una pequeña luz  a la que mirar y aferrarse.

Me quedo a tu lado, en la cama, observándote, hablándote de lo que esta pasando a tu alrededor y te cuento muchas cosas, cosas que antes nunca te habría contado. Y te cojo de la mano, y te digo cuanto te quiero y cuanto me importas. Y por algún extraño momento del día creo ver que tú me contestas. Que seguirás aquí luchando como te he pedido que hagas. Que seguirás aquí intentando vivir un día más porque así lo quieres.
Y yo rezo porque vuelvas a abrir los ojos.

2 comentarios: